Vamos a orar - Español

El canto del papagayo me acordó temprano esta mañana. Estoy en la ciudad de Tapachula, estado de Chiapas, al sur de México. Ayer por la noche el pequeño estadio con capacidad para diez mil personas quedó lleno en los dos turnos que tuvimos. Son millares de personas que llegan de diferentes lugares para oír la Palabra de Dios.

En todas las ciudades los periodistas me preguntan, cuál es mi impresión del lugar, y yo siempre respondo que es extraordinario el hecho de las personas desearen saber más de Jesús. Si contabilizamos el público que esta semana estuvo reunido en la Plaza de Toros, Teatros y Gimnasios, en varias ciudades mexicanas, ya debemos haber predicado para aproximadamente 100 mil personas. Sin contar los millares que escuchan las predicaciones al vivo, por la radio. Me conmovió la visita que hicimos el martes al Centro de Reclusión de la ciudad de Catemaco.

Eran las 10 de la mañana. El sol brillaba soberano en el cielo azul quemando la prisión como si fuese una bola de fuego y los reclusos, sin importarse con el calor, estaban atentos a cada palabra. En la hora de llamado, decenas de convictos, emocionados, pasaron al frente entregando su vida de Jesús. Después, cuando salía, se aproximó un joven de aproximadamente 23 años, con los ojos llenos de lágrimas y me dijo: “¿Qué es lo que hice con mi vida, pastor?” Yo no podía conversar. Los guardias no permitían. Pero mirándolo fijamente le respondí: “Lo que realmente importa no es lo que hiciste, sino que harás a partir de hoy”.

A lo largo de mi vida he escuchado esta pregunta muchas veces. Personas con la vida destruida, sin saber a dónde ir ni lo qué hacer preguntan: “¿Qué es lo que hice con mi vida?” Oh, querido, lo que importa no es lo que pasó, aunque por causa de esa equivocación tenga que derramar lágrimas. Pero lo que pasó, pasó. Levante los ojos y contemple el horizonte sin fin que Jesús le presenta.

Nada está perdido cuando usted confía en Jesús y él está allí, cerca de usted, con la mano extendida, dispuesto a levantarlo y darle una página en blanco para escribir una nueva historia. No olvide. Mañana, sábado (31/01), a las 23 horas de México (3 de la mañana horario en Brasilia – 01/02) pasaré un tiempo orando por el poder libertador de Cristo, en la vida de millares de personas que hicieron su pedido de oración. Dios es Dios. Si abrió el Mar Rojo, si sacó agua de la roca y si cerró la boca de los leones, también operará milagros en su vida. Que Dios lo bendiga y un gran abrazo.