Estuve en Dallas esta semana y disfruté de la compañía de mis dos últimos hijos. Fueron cuatro días de vitamina para el alma. Los míos ya son adultos, pero uno los ve siempre pequeños, traen a la memoria recuerdos de cuando eran niños y corrían a mis brazos cada vez que volvía a casa después alguna jornada evangelística. Los tiempos han cambiado pero el papá, continúa siendo el padre protector, aunque ellos no necesiten más de la protección de un adulto.
Al despedirme de ellos, esta mañana, sentí aquella cosa que sube y baja en el pecho, cada vez que te despides de un ser querido. Sé que los voy a ver dentro de pocas semanas, pero así somos los seres humanos y a pesar de eso, somos felices.
Después, en el avión, mientras viajaba de Dallas para Knoxville, leyendo las cartas que llegan a mi página web, me deparé con una que me llamó la atención. La escribió una persona de 38 años que tiene miedo “de quedarse soltera para siempre.” Me pregunta en qué falló, para no haber encontrado hasta hoy a la persona cierta y quiere saber si esa, puede ser la voluntad de Dios, y, si debería conformarse en continuar así.
Creo que no, querida. Nadie debería cerrarse a la oportunidad de encontrar una persona y ser feliz con ella. El ser humano, de hecho, no fue creado para vivir solo. “No es bueno que el hombre esté solo “dijo el señor y creo que no se equivocó. Pero quiero meditar contigo sobre algo que poca gente repara.
Hay muchas cosas del plan original de Dios, que cambiaron después de la entrada del pecado. Por ejemplo, al salir el mundo de las manos de Dios, el clima era perfecto al punto de no haber necesidad de que el ser humano construyese casas, pero el pecado entró y el clima dejó de ser perfecto. Hoy, existen frio y calor extremos y el hombre necesita construir casas para protegerse. Dios acepta eso como una medida de emergencia a su plano original.
Otro ejemplo, en el plan divino original, la ley del crecimiento era perfecta. El cabello, y las unas crecerían hasta un tamaño necesario y no más. Pero entonces vino el pecado y la ley perfecta del crecimiento fue alterada. ¿Qué pasaría hoy, si el hombre o la mujer, no se cortasen el cabello y las uñas? Pero eso no formaba parte del plan original, esa es una “corrección de ruta” en el plan de vuelo original.
Vamos ahora al matrimonio. En el plan original de Dios, el ser humano no debería estar solo, todos deberían casarse y ser felices. Pero infelizmente, el pecado entró y deformó en el hombre, el carácter perfecto de Dios. Nos volvimos difíciles de convivir con otras personas. ¿Te acuerdas lo primero que Adán y Eva hicieron después del pecado? Comenzaron a discutir y a acusarse entre sí. A pesar de eso, hombre y mujer se casan, forman familia y muchas veces tienen que separarse, dejando marcas horribles. Por lo tanto, si hoy, una persona no logra encontrar otra, con la cual su personalidad se ajuste, y, mientras eso, permanezca soltera, ¿No sería esa una medida de “corrección de ruta al plan original de Dios?
Al revisar un simbolismo que los escritores bíblicos usan para referirse a la iglesia, en el Nuevo testamento, encontramos al cuerpo. La iglesia de Dios, en esta tierra es como el cuerpo, dice San Pablo. Los miembros de la iglesia, son los miembros del cuerpo. Y en el cuerpo, hay lugar para los miembros que sirven en pareja, como los ojos, los oídos, las manos, en fin. Pero también hay lugar para los miembros que sirven solos, como el corazón, el páncreas, la vesícula, la nariz y otros.
Creo que una persona, que no encontró otra, que se ajuste a su personalidad y a su manera de ser, no tiene que pensar que hay algo de errado con ella. Puedes ser una persona maravillosa, pero simplemente, no tuviste todavía la oportunidad de encontrar a la persona cierta. No cierres tu corazón, ni digas “Jamás me casaré.” Pero tampoco te desesperes. Mira la vida desde un prisma diferente, hay muchas posibilidades de ser feliz, ocupa tu tiempo y tus virtudes para realizar codas que un casado no puede hacer, limitado por las circunstancias.
¿Cómo saber si ese es el plan de Dios para tu vida? Tal vez no lo sepas nunca, pero en lugar de preguntarte eso, disfruta de la vida que Dios te da, esperando que el sol, un día brille de manera diferente. Un abrazo, con los dos brazos que Dios me dio y un beso en la frente, con la única boca que tengo. Que Dios, te bendiga.
sábado, 25 de abril de 2009
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