sexta-feira, 17 de abril de 2009

¿Hay perdón para ti? (Español)

Amanece hoy viernes, en Seatle, al norte de los Estados Unidos, casi frontera con el Canadá. Todavía es temprano. Del lado de fuera veo un árbol que empieza a florecer anunciando que el invierno se va. Al fondo hay unos pinos tiernos bañados de rocío. Parecen llorar. Las gotas depositadas en sus ramos caen, como lágrimas de una naturaleza con nostalgia del sol. Mejor dicho, nada es perfecto. Un sol esplendoroso brillando esta mañana completaría la belleza del paisaje, pero tengo que aceptar que todavía vivimos en un mundo marcado por el dolor y la tristeza.

Hablando de tristeza, anoche, alguien me entregó una carta. Al llegar al hotel la abrí. Traía la historia de una vida atormentada por la culpa. Me acordé inmediatamente de otras que llegan a mi página web. Muchas, todas ellas trayendo el denominador común de la culpa.


Quiero hablar por ejemplo del caso de una madre que se enteró que su hija estaba embarazada con apenas 16 años. ¿Qué hacer en esas circunstancias? Ella cerró los ojos e imaginó el “escándalo” que eso significaría para la familia. Imaginó el futuro de la hija cuyos sueños parecía desmoronarse, imaginó también el futuro de un niño sin padre. Ella jamás había conocido a su padre. Eso le había dejado en el alma un vacío difícil de llenar. Asustada veía repetirse la historia y no soportó. En un momento de rabia y desesperación obligó a la hija a realizar un aborto.


Todo parecía resuelto, pero de repente, el fantasma de la culpa empezó a atormentarla de día y de noche. Verdugos implacables la perseguían en sus noches de pesadilla, mientras ella corría con las manos ensangrentadas, atormentada por el grito de un niño sin rostro que le gritaba: “Abuela no me mates por favor.”


Ella escribió deseando la muerte. Se considera perdida. Dentro de la lógica humana no hay salvación para ella. Por eso ella piensa que la única salida pode ser su propia muerte.


Yo no puedo justificar lo que hiciste llevada por la desesperación. El pecado es pecado justamente por eso, te hace creer que es la solución pero te hunde en la arena movediza de tus tormentos interiores. Pero no quiero hablarte hoy, de lo que hiciste o no hiciste. No quiero decirte que cuando una vida surge en el vientre de una mujer, no es por causa del error de los seres humanos, sino por la voluntad de Dios y si Él permitió es porque, aunque tú no lo entiendas, Dios tiene un plan maravilloso para esa vida.


Lo que quiero decirte es lo que el propio Señor Jesucristo dijo un día: “Todo pecado le será perdonado a los hombres.” Todo, ¿Entiendes? No existe palabra para explicar o definir mejor el concepto de la amplitud. TODO. No hay nada más allá del todo. Todo es todo. Adulterio, asesinato, prostitución, tráfico de drogas, asalto a mano armada, corrupción, lo que tú quieras. Todo.


El Señor Jesús ya pagó el precio de tu culpa. Mereces lo peor, por lo que hiciste, pero Jesús asumió tu culpa y pagó el precio con su vida. A ti solo te resta aceptar o rechazar. Aceptar, porque el perdón no le puede ser otorgado a nadie por la fuerza o rechazar porque eres libre, inclusive para decir no.


Ven a Jesús, confía en Él. ¡Ah! ¿Pero es que tú no te perdonas? Bueno querida, lo que va a definir tu salvación o perdición no es tu perdón sino el perdón divino. Y Dios ya te perdonó. Hoy, puedes recibir de Él una página en blanco para escribir una nueva historia. Puedes ir a la cama con paz en tu corazón. Puedes renacer de las cenizas de la culpa y volar hacia el azul infinito del perdón. ¡Qué El Señor te ayude a aceptar su maravillosa gracia!

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